¿Cambiar de Vía?
Edgar Morín
De la mundialización a la globalización.
La globalización es e! estadio actual de la mundialización. Empieza en e! año 1989, tras e! hundimiento de las llamadas «economías socialistas». Es fruto de la conjunción entre un bucle retroactivo de! auge desenfrenado del capitalismo (que, bajo la égida del neolíberalismo, invade los cinco continentes) y el auge de una red de telecomunicaciones instantáneas (fax, teléfono móvil, Internet). Esta conjunción hace posible la unificación tecnoeconómica de! planeta. Como consecuencia de la implosión de la URSS y de la derrota del maoísmo, la globalización ha provocado una oleada democratizadora en diversos países y la revalorización de los derechos del hombre y de la mujer, cuyos resultados siguen siendo inciertos y limitados, cuando no combatidos.
No son sólo las soberanías absolutas de los estados nación las que impiden la formación de una sociedad-mundo. También es el movimiento tecnoeconómico de la globalización el que, al crear su infraestructura, provoca las resistencias étnicas, nacionales, culturales y religiosas que se oponen a la homogenización mundializadora. Las consecuencias del fracaso histórico del comunismo han sido enormes: no sólo los desbordamientos del capitalismo, sino también el hecho de que las oleadas etnorreligiosas (incluidas y, a veces, especialmente, las de los países ex socialistas) ya no chocan contra ningún obstáculo.
La crisis de la unificación.
La unificación tecno-económica de! globo está en crisis. Existe una coincidencia entre la proliferación de estados soberanos, e! aumento de su interdependencia y su rigidez etnorreligiosa. Esta coincidencia no es fortuita. Se explica por: a) las resistencias nacionales, étnicas y culturales a la occidentalización; b) el desmoronamiento generalizado de la esperanza puesta en e! progreso.
Al mismo tiempo, y a pesar de la hegemonía tecnoeconómica y militar de Estados Unidos, se desarrolla un mundo multipolar dominado por bloques con unos intereses a la vez cooperativos y en conflicto, y donde múltiples crisis aumentan las necesidades de cooperación, pero también los riesgos de conflicto. Así, la globalización, a la vez una y plural, conoce una crisis propia, que acerca y disgrega, unifica y separa.
Las policrisis.
La crisis de la economía mundial aparecida en el año 2008 es resultado, fundamentalmente, de la ausencia de verdaderos dispositivos de regulación. No se puede entender como un accidente provocado por la hipertrofia del crédito, que, a su vez, no se debe, únicamente, al hecho de que una población empobrecida por el encarecimiento de los precios decida mantener su nivel de vida a través del endeudamiento.
La crisis ecológica se acentúa con la degradación creciente de la biosfera, que, por su parte, provocará nuevas crisis económicas, sociales y políticas.
La crisis de las sociedades tradicionales deriva de la occidentalización que tiende a desintegrarlas.
La crisis del desarrollo.
El conjunto de esas múltiples crisis interdependientes es ocasionado por una mundialización que, al igual que la Trinidad cristiana, es una y trina: globalización, occidentalización y desarrollo.
El aspecto positivo es que ha originado en todo el planeta unas zonas de prosperidad según el modelo occidental, y ha determinado la formación de unas clases medias que han accedido a los estándares de vida de las clases medias occidentales. Ha permitido autonomías individuales emancipadas de la autoridad incondicional de la familia, el acceso al matrimonio libre y no impuesto, la aparición de las libertades sexuales, nuevos tipos de ocio, el consumo de productos desconocidos, el descubrimiento de un mundo extranjero «mágico», representado por los productos de McDonald's y de Coca-Cola. Ha despertado, también, grandes aspiraciones democráticas.
La crisis de la humanidad.
Así pues, la globalización, la occidentalización y el desarrollo alimentan la misma dinámica que produce una pluralidad de crisis interdependientes, intrincadas, incluidas la crisis cognitiva, las políticas, las económicas y las sociales, que, a su vez, producen la crisis de la globalización, la de la occidentalización y la del desarrollo. La gigantesca crisis planetaria es la crisis de la humanidad que no logra acceder a la humanidad
Cambiar de vía
Para ir hacia la metamorfosis, es preciso cambiar de via. Pero si bien parece posible modificar ciertas trayectorias y corregir ciertos males, no podemos ni siquiera frenar la ola técnico-científico-económica y de civilización que está llevando a nuestro planeta al desastre. Y, sin embargo, la historia humana ha cambiado muchas veces de vía. ¿Cómo?
Todo empieza siempre con una iniciativa, una innovación, un nuevo mensaje inconformista y marginal, que muchas veces sus contemporáneos no perciben. Así comenzaron las grandes religiones. El príncipe Sakyamuni elaboró el budismo al final de una meditación solitaria sobre la vida; más tarde, una gran religión se extendió por toda Asia gracias a unos cuantos discípulos. Jesús era un chamán galileo que predicó sin ningún éxito ante el pueblo hebreo, pero su mensaje, retomado y universalizado por un fariseo disidente, Pablo de Tarso, se extendió lentamente por el Imperio Romano y se convirtió más tarde en su religión oficial.
La efervescencia creativa.
En nuestra época debería fraguarse un replanteamiento, más profundo, incluso, que el del Renacimiento. Hay que repensarlo todo. Debemos volver a empezar.
Más allá de las alternativas
Para elaborar las vías que han de convergir en la Vía, debemos deshacernos de las alternativas: globalización/ desglobalización crecimiento/decrecimiento desarrollo, involución, conservación/transformación Es preciso, a la vez, globalizar y desglobalizar, crecer y decrecer, desarrollar e involucionar, conservar y transformar.
LA VIDA
Vicente Verdú
La idea de capitalismo
de ficción es heredera de capitalismo de producción y de consumo.
El capitalismo de producción definiría el período desde finales del siglo XVIII
hasta la Segunda Guerra Mundial, cuyo rasgo principal eran las mercancías. Por
otro lado, el capitalismo de consumo, considerado desde la Segunda Guerra
Mundial hasta la caída del Muro de Berlín, destacaría la trascendencia de los
signos, la significación de los artículos envueltos en la publicidad.
·
Ambientación
planetaria
El autor sostiene que la
característica del mundo actual, lejos de estar representada por el multicultaralismo, los movimientos nacionalistas y folklóricos, es esta tendencia hacia
la homogenización producida por la multiplicación de redes de comunicaciones
que propagan las modas de todo tipo, desde prendas de vestir hasta sistemas
políticos. Da como ejemplos, más claro de ésto, a MC Donals y el café de Starbucks
El autor también pone como ejemplos de multiculturalismo a la famosa muñeca Barbie.
Éstas en principio eran blancas y rubias, luego comenzaron a
agregarles distintos objetos y se amplió la venta de las mismas. También,
comenzaron a realizarles distintos tipos de rasgos como el afroamericano o el
asiático. Siempre con el fin de complacer a los clientes más diversos, pero sin
dejar de ser Barbie de alma blanca y norteamericana.
LA CULTURA ESCOLAR EN LA SOCIEDAD NEOLIBERAL
Ángel I. Pérez Gómez
1.
Economía de libre Mercado.
Es evidente que, salvo excepciones que se consideran marginales y
huellas de un "pasado superado" que se resiste a morir (Cuba, China y
algunos países asiáticos), la organización de los intercambios económicos en
las sociedades contemporáneas, tanto en la producción como en la distribución y
el consumo, se rige por las leyes más o menos difusas y arbitrarias del libre
mercado en la versión postfordista y globalizadora del momento actual2 . Esta
organización provoca una serie de efectos y cambios en la estructura social de
producción y consumo que brevemente pasamos a considerar.
1.1. De la producción de bienes a la
realización de servicios.
La cultura como información se convierte a su vez en una mercancía más,
de modo que se hace ya difícil la distinción entre producción y consumo así como
entre trabajo productivo y no productivo. ECHEVERRÍA en su sugerente e
ingenioso libro Telépolis (1994) afirma que la nueva ciudad global, telépolis,
"se sustenta en una nueva forma de economía, el telepolismo, que convierte
los ámbitos privados en públicos y puede transformar el ocio en trabajo y el
consumo en producción.
1.2. Mundialización
de los intercambios.
La lógica del libre mercado llevada a sus últimas consecuencias supone
inevitablemente la globalización de la economía de modo que se disuelvan las
barreras y trabas continentales, nacionales o regionales al libre intercambio
de mercancías, capitales y personas. La globalización de los intercambios
económicos regidos por el libre mercado indudablemente arrasa no sólo con las
barreras artificiales de las fronteras económicas, sino fundamentalmente con
las formas de organización política y social de las diferentes comunidades, y
muy en particular con las formas de interacción cultural que no se acomoden a las
nuevas exigencias ya los nuevos vientos que transportan la buena nueva del
mercado mundial.
1.3. Flexibilidad
y desregulación.
Una de las primeras consecuencias, y al mismo tiempo requisito
imprescindible, de la mundialización de la economía de libre mercado es la
flexibilidad y la desregulación en la organización tanto de la producción como
de la distribución y del consumo, con incalculables efectos en la organización
de la vida de los individuos y los grupos así como en las exigencias del
mercado laboral y en las demandas de formación humana y profesional. La
flexibilidad y desregulación de la economía afecta a todos los sectores y
dimensiones: a los procesos laborales, a la organización de las empresas, a la
diversificación y precarización de los mercados de trabajo, a los marcos y
sectores productivos, a la emergencia y disolución de mercados, a la
intensificación de innovaciones tecnológicas y organizativas (HARVEY, 1989).
Así, en la organización de las empresas tanto de producción, como de
distribución y venta se impone una nueva forma de organización cooperativa,
caracterizada por la polivalencia y flexibilidad de las estructuras
multipropósito y multitarea.
1.4. Deterioro del estado de bienestar.
La consecuencia inevitable de esta política de capitalismo mundial, de
liberalización ilimitada de los intercambios mundiales regidos por la búsqueda
del beneficio económico inmediato, es el deterioro acelerado del denominado
estado de bienestar que las políticas socialdemócratas han perseguido siempre,
de manera más o menos decidida y consecuente. Las grandes conquistas sociales
de los estados democráticos occidentales, que se han propuesto siempre como
modelo de civilización: enseñanza pública y gratuita, protección social al
desempleo y jubilación, regulación de los intercambios laborales, cobertura
sanitaria para toda la población, viviendas asequibles, se encuentran
severamente amenazadas por la política mundial de liberalización de mercados y
desregulación de servicios sociales.
1.5. Incremento de la desigualdad
nacional e internacional.
La consecuencia más grave y más
clarificadora de la lógica del libre mercado y de su actual configuración
mundial, es que ha provocado el incremento escandaloso de las diferencias
sociales internas y externas. Por ejemplo, como destaca GALBRAITH (1992), en
1980 los principales directores ejecutivos de las trescientas empresas más
grandes de EE. UU. tenían ingresos veintinueve veces superiores a los del
trabajador industrial medio.
1.6. La especulación financiera como la
lógica natural de la economía del mercado.
La lógica del beneficio rápido y
fácil, que impera en la economía del libre mercado, conduce inexorablemente en
sus desarrollos más sofisticados a la primacía de la especulación financiera
sobre cualquier otra propuesta o actividad. En el mercado mundial actual no se
intercambian objetos fundamentalmente por su valor de uso para satisfacer
necesidades, sino por su valor de cambio.
2.
Política.
Los drásticos cambios y movimientos en el panorama económico mundial
vienen acompañados también de sustanciales modificaciones en el terreno político.
Para analizar más detalladamente su significación me detendré en tres aspectos
fundamentales: nacionalismo y mundialización, estructura social, y deterioro de
la democracia.
2.1. Mundialización y resurgimiento de
los nacionalismos
La dimensión global de los intercambios económicos está provocando la
pérdida de significación del Estado nacional como instancia única y
privilegiada en la toma de decisiones económicas y en consecuencia políticas.
Se extiende la idea de que el Estado-nación se ha vuelto obsoleto, es una
estructura inadecuada para actuar como unidad eficaz de gestión económica y
política,
2.2. Fluctuación, apertura y desigualdad
en la estructura social
Como es lógico esperar, los
cambios sustanciales en la estructura económica y política caminan acompañados
de importantes modificaciones en la estructura social, en múltiples
direcciones, frecuentemente contradictorias entre sí, que en todo caso definen
un marco social de intercambios caracterizado por la movilidad, apertura,
precariedad, complejidad, anonimato y desprotección.
2.3. Las tribulaciones de la democracia
zarandeada por el mercado
Es evidente que la democracia
como forma de organización política del estado moderno del bienestar está
sufriendo parecidas consecuencias y transformaciones provocadas por el
virulento ataque de la economía neoliberal. Aunque como sistema formal se
pretende que sea tan flexible que quepan múltiples formas de organización
económica, social y cultural, lo cierto es que ante las sustanciales
modificaciones actuales cabe preguntarse si no se estará convirtiendo en un
simple esquema de apariencias, no de procedimientos formales apoyados en
valores consensuados.
3. Revolución electrónica, información
y opinión pública
La revolución electrónica que preside los últimos años del siglo XX
parece abrir las ventanas de la historia a una nueva forma de ciudad, de
configuración del espacio y el tiempo, de las relaciones económicas, sociales,
políticas y culturales, en definitiva, un nuevo tipo de ciudadano con nuevos
hábitos, intereses, modos de pensar y sentir, una forma de vida presidida por
los intercambios a distancia, por la supresión de las barreras temporales y las
fronteras espaciales.
3.1. Opinión pública y estructuración
social
En la vida pública parece evidente que la mediación y transformación de
los acontecimientos y procesos de información y participación política, se
desarrolla casi exclusivamente a través de los medios de comunicación de masas.
El verdadero y eficaz intercambio político, aquel que provoca los efectos
deseados, se encuentra mediatizado por quienes conforman la opinión pública
mediante la construcción de la opinión publicada.
3.2. El influjo de los medios en la
socialización de los ciudadanos
Será necesario descender ahora al nivel individual y detectar los
efectos novedosos en el desarrollo del psiquismo de las nuevas generaciones
provocados por su exposición a una forma de vivir y relacionarse mediada
abrumadoramente por la televisión y los medios de comunicación electrónica
(videojuegos, ordenador y autopistas de la información).
4. Valores y tendencias que presiden
los procesos de socialización en la época postmoderna
El llamado pensamiento débil (VATTIMO, 1995) en su formulación como
ideología social es a la vez la expresión de la tolerancia, pluralidad y
relatividad que requiere el respeto a las diferencias y la conciencia de la
contingencia histórica de las formaciones humanas, así como del eclecticismo
acrítico y amoral que se sumerge en la confusión por no poder establecer
criterios de preferencia o evaluación ni si quiera apoyados en el principio
normal del debate transparente y la opción por el mejor argumento.
EDUCACIÓN Y CIUDADANÍA
EN LA ERA GLOBAL
Fernando
Savater.
La educación, clave
para una sociedad democrática.
La primera
producción, la producción más necesaria, la producción incluso más beneficiosa
para una democracia, es la fabricación de demócratas. Es decir, producir
personas capaces de vivir, de convivir, de utilizar de manera crítica y
creadora las instituciones democráticas: ésa es, o debería ser, la principal
tarea de la democracia misma.
El peso de la ignorancia.
En nuestras
democracias, en las cuales todo el mundo realmente tiene derecho al voto y
puede participar e intervenir con su aportación en la gestión de los asuntos
públicos, la influencia de los ignorantes es decisiva y temible. Es decisiva
porque servirá para apoyar al demagogo frente a la persona que proponga
soluciones realistas; servirá para frenar las propuestas realistas que
impliquen algún tipo de sacrificio, algún tipo de aplazamiento de deseos,
porque no serán entendidas o comprendidas. Es decir, la ignorancia será un
freno para la utilización real de la democracia.
Ignorancia o información como condicionantes
sociales
La
diferencia esencial entre la educación actual y la de cien años atrás reside en
que en el pasado, verdaderamente, el niño que iba a la escuela no sabía las
cosas fundamentales: ignoraba, por ejemplo, los secretos del sexo, de la
violencia, del poder; ignoraba prácticamente todo lo esencial de la vida, y la
educación implicaba la revelación gradual de todas esas cosas. De modo que
todavía hoy, entre nosotros, cuando alguien se porta con una ingenuidad
extraordinaria, como si no conociera esos mecanismos turbios que hay detrás de
las realidades, decimos.
La influencia del internet.
La
hiperinformación de Internet, de la Web, no sólo no puede sustituir a la
educación, sino que la hace más necesaria que nunca. Hoy, precisamente, en este
mundo globalizado de los medios de comunicación en que vivimos, la educación es
más necesaria que nunca, para no perderse en un mundo en el que la propia
información se puede convertir en un instrumento de no saber, de bloqueo de
saber, en vez de saber. En ese sentido, la educación actual, la educación para
evitar esa ignorancia peligrosa de la que hablaba Galbraith, tiene que ser la
educación que prepare para manejar información, no sólo que la transmita, y que
prepare también para desarrollar la capacidad de argumentación y de persuasión.
Incluir a los excluidos.
u
La
educación, una especie de “fast-food education” en que se enseña tan sólo a no
morder y a obedecer a los demás, y ya con eso se ha cumplido.
u
Esto
es lo contrario de la educación que habría que fomentar, porque lo importante
es que la educación es el instrumento revolucionario que sin sangre y sin
violencia puede existir dentro de una sociedad.
¿Educación pública o privada?
Es
fundamental que la educación tenga una dimensión costeada con fondos públicos,
por la sencilla razón de que quienes más la necesitan no se la pueden pagar. En
cualquier caso, sea pública, privada o como quiera plantearse, la educación, en
cuanto preocupación social, es siempre pública; en cuanto problema social, es
siempre pública. Nunca es el problema de papá y mamá, del nene y la nena: es
siempre un problema público
Comments
Post a Comment